domingo, septiembre 09, 2012

MASCARADA

Compartiendo con ustedes, mi vida



Prende la luz
o  si prefieres
abre
el naciente del día.

Celebro mis liturgias
con tus cartas
en mis sábanas de altamar...

Acaso Dios
no escribió
en la noche
turbada
hacia  la muerte...
el texto
del milagro y la condena...

Come
 mi pequeña vértebra...
¡La locura va mutándome
en idiomas olvidados...!

La tristeza habitaba mi piel
cuando tus ojos
se multiplicaron
en caminos embrujados...

Prefiero
 la locura
enterrada en las rosas voraces
a  la arena
del tiempo....

¡Sabes
 que el exilio
se escribirá igual
tras la ternura!

Estoy pensando en tí
como una triste censura
Fiesta de palabras y licores
en la que vuelvo
embriagada de  mares  tormentosos...

En el poniente
comeré tus palabras
en eucaristía
con mi antigua tristeza...
¡amor mío!

Sandra López Paz (del libro PALABRAS SITUADAS, 2011) 

CANCIONES PARA UN ÁNGEL SIN PARAÍSO







Compartiendo con ustedes, mi vida


CANTO I

La Cuna
El despertar me anuncia...
Voy hacia tu pelo revuelto
a separar la noche del día…
Estambres del futuro,
Alientos del silencio...
no pudieron sostener
la matriz del barco…
 Se diluyó en la tarde
por el pánico.
Las voces retornan a la vida...
susurros de un tiempo desgastado,
del ciclo inmeditable...
Abrir los ojos...
Un vaso de agua clara
para remediar el paraíso
y saber que siempre
se puede existir.

CANTO II
La Puerta

Senderos eternos,
calles alucinadas…
El día empieza
 con tus pasos lentos
por la habitación
aún dormida
aletargada...
Hacia dónde nos iremos
esta vez...
¡Ser un ángel guardián
es temerario!
Desdibujas la pared
hacia el cerrojo,
descuelgas el puente...
Y la puerta te quema...
porque tiene tanta muerte
como Esperanza.



CANTO III
El Camino
Está escrito en tu memoria
Sabes que alguien te guía,
y alguien te sigue
El número
ha tomado conciencia
de tu miedo
Y te transporta al trabajo cotidiano
de nombrar distancias...
Peregrinos de la modernidad...
Creas el movimiento,
Configuras la huella
Dibujas el sistema del abismo
Tus pies van arando
 el silencio...
Y nacerá otra calle
con tu mismo miedo,
donde alguien te siga
y otro alguien  te espere,
significando el tiempo…
Yo...
¡YO no puedo alcanzarte!
Me duele
el espacio recorrido
pues giré por la calle más cruel,
  el Destino...

CANTO IV
La Ciudad
Miré los bolsillos vacíos
 de mi calle.
Sin monedas
de savia enardecida...
Abrigué mi verso
y esperé el milagro.
¡El dolor de la tierra
 habita a mis espaldas!
Con el aliento del sol
después de las tinieblas... y la luz
decreté el amor
hasta  el ocaso…
¡Tus ojos se abrieron encendidos
como una constelación del universo!
Y mis hermanos se acercaron
al calor azul de tus pupilas.
Ciudad distante...
Pueblos que emigran a la muerte
con palabras sin retorno
a la esperanza...
Hoy es el día
 para nombrar las calles
los jardines
los molinos
y los santos
bajo el signo de todas las leyendas.
¡Bolsillos de milagros
y de niños con cántaros de vida!!!
Madre urbana
de enamorados pájaros
y de ángeles
que emigran al silencio
Anídame...
para que vuelva en polen mi plegaria
¡No quiero morar lejos de tí,
ciudad bautismal de mis amores!
¡La eternidad temería de nosotros
Si nos diéramos la mano!
 
 
CANTO V
El amor y el pan

Mendigos
de un perdón necesario,
por el hambre de amor...
Suelo de espigas
sin esclavos...
Lo imagino dorado
como la eterna arena del tiempo,
como el recuerdo
de tus ojos con sol,
Ángel de mi vida.
Ahora que mi llanto es alto
como un latido santo de la tierra.
siembra mi voz sobre la arena...
Apura
 que mi llanto es alto
y la luna del dolor está dormida...
Regresa,
a la mies de la tarde
¡Cosecharemos palomas mensajeras!
Toda mi soledad
alma sin nombre
está segada
por el alumbre verde
de tus manos...
Batalla a mis oscuros miedos...
a mi corazón desintegrado.
Muéstrame ese amor del infinito
que vuelve al origen de la savia...
Te doy estas palabras,
amor y pan...
naves olvidadas
en el mundo...

Pronto...
Mi voz duerme,
el frío me espera
el llanto abre
las arterias del viento,
y escucha el grito
 de la sangre.




CANTO VI
La tarde y el regreso

Cuando todo se detenga,
la última flor tendrá tu nombre.
Mi desnudo corazón
no cantará para mi pueblo.
Promesas escondidas en el camino diario
me dibujan las nubes, la frutilla, el universo
los dulzores, los primores de la siesta, la canela...
Espero ese llamado...
tu voz, desde la vida...
¡el mar desesperado
me desborda en pena!
Retorno con las olas del destierro
a la arena cansada de la vida.
Voy a quedarme...
Cuando todo se detenga...
para robar tu calle,
y llevarte conmigo
Abrigarte con fuego
con agua
con palomas ...
Cuando todo
se detenga
 en este mundo, hermano...
Tu mirada desnuda,
huérfana de amores,
prohibida eternamente,
eternamente
desde su centro volcánico me llama
a buscarte en el reloj helado de la tarde...
Amor errante y desolado,
¡ regresa a mi memoria...!
¡Canción que vuelas
por las regiones ciegas
de las almas!!!

Mi ángel ha mojado sus alas
con lágrimas de noche
y desdichados duelos
de fantasmas...
¡En qué lugar
te esperarán
mi sangre
y mi corazón
esclavo de tu piel y tu presencia!.
Mi voz,
callada letanía
en sombras
te persigue por las calles
 de la vida,
Y partida de dolor
 por no tenerte
se sumerge en la tarde de la ausencia...

CANTO VII
El naufragio

Alas solitarias...
llevan mi soledad enamorada
por el océano de regreso....

Veo el cansancio secular
 en la grupa de mi ángel...¡pobre amigo!
Sé que morirán mil canciones
en la noche final...
Mi alma regresa
a deshojar el cíclico camino
de la ausencia...
Vuela, soledad enamorada
a otro designio.
Cansada está mi pena:
no repetiré las claves
de la esquina.

Te dejo una canción:
Yo sólo fui un alto en tu camino
una razón para escribir tu pena
una prisión en castillo de arena
para tu sed, un trago del olvido...
Yo sólo fui la noche interminable
donde tu piel lloraba desventuras,
mientras mi amor cantaba con dulzura
para volver el fin inalcanzable...
Pero este mar, se transformó en rocío
y mi dolor se fue por las heridas
de un corazón tan frío como el cielo
que comprendió el invierno de la vida.
Yo te amaré el resto de mis días...
El mejor viaje fue la esperanza
desde mi guarida de soles
y sentidos despiertos...
las noches naranjas
los jazmines infinitos
en nubes azules
de presagios dulces...
Abro el libro de la vida,
los mapas del amor
están ausentes...
El canto se escucha
en el corazón…
Paloma herida
celebra lo efímero de todo...
El día no alcanza
en la puerta de tus palabras
en el camino de tu frente
en el campanario de tu pecho...
Soy
una moledora de ríos y arena...
esculpo las estrellas
y las envío
en las alas del ángel...
Esta noche
hay reunión en las sombras
festín de pájaros helados...
emprendo el viaje.

Cuando camines,
Y despeines
 los estambres del futuro
¡Piensa en mí
que te amé mucho
con esperanza
con luna incandescente
con vientre de barro sideral...!

"CANCIONES PARA UN ÁNGEL SIN PARAÍSO" (PUBLICADO EN EL AÑO 2011)

Music

ARTENAUTAS-taller de literatura para niños





Compartiendo con ustedes, mi vida

Presentación del libro "De Mar y madres", de Silvia Loustau

Compartiendo con ustedes, mi vida, lo que amo, lo que sueño

Con Silvia Loustau, Walter (el Conde) y Oscar Ortiz Vieyra, en el Centro Cultural. Presentación del Libro " de Mar y Madres",  año 2010.


Raíces

Mi familia y yo, en el pueblo natal de mi padre, Estación Lugones, Santiago del Estero, 1969

El amor

 I
A mí el amor.
Para mi honda soledad
el amor.
Aquel preludio
de los años sin gloria
bajo las goteras
y el salmo de pobrezas.
La música
entre los panes
recién leudados
acaramelados de tanto
amarnos bajo el sol,
con las monedas justas,
con el salario transparente,
quemado antes
de tenerlo.
Las copas cansadas
                      ya lo dije
llenas de amor
y mitades de sueños...
y después
              para mañana
pensar que amor es hambre
que a tu mano le duele ese canto
amor por pan
pan por silencio
cansancio, derrota, lágrima
y en la calle
huérfanos apresados
inexistentes

II

A mí el amor.
Para esa furtiva nostalgia
que me alimenta
y socava las palabras
golpeando
aniquilando cada sílaba terrena
 en cada estertor...
Mejillas invisibles
en la escarcha,
hablan  las palabras
del amor.
Cuando digan no
amor por no
dioses por pecados
luces lentas en el corazón
que se posterga...
tal vez el amor
nos encuentre valientes
desencadenados.

III

A mí el amor.
En la amplitud de la memoria
germinándonos...
Acallado tal vez
por la incerteza.
Un poco débíl quizá
para los rojos tiempos
de la vida...
Amor que sostenga
el cuerpo que se acaba
los marcados y viejos cuerpos
de la lucha
                ¡...pero amor al fin!
dignificado...
Azul serenidad
de la constancia...
las pacientes palabras
que esperaron al amor
 por toda la pueril
eternidad...
y crece igual
en la ignominia...
A pesar del olvido
ese amor,
a mí,
árbol verde
bajo la sombra helada
de la humanidad....

Sandra López Paz (del libro Nombrar los nombres)

Escombros



I
Cuánta noche hay en la historia del ser
                            oscuridades sin límites
en que fuimos mendigos de pequeños amores
               de frugales mentiras
mientras el mundo,
nos iba excluyendo de sus horas
 eternidad postergada y cuánto
nos dolió hacernos
de la noche a la inmeditada soledad
hombres rectos...
Hombres de fauces hambrientas
en la epidermis y el misal
de la pobreza...

II

Y es el mundo que va ...
un rumiante lleno
de atlántidas y dirigibles
hacia el poniente
despertando en el dragón
los ocasos y las sierpes,
caídas al talón descuidado
de principescos atavíos...
La mascarada insondable
de la historia
y el bául de las marchas  por doquier
acechando desveladas madres
y  esos niños
sin salir de su cáliz aún
desvencijados atrapados
en la marea brutal de los destinos
y todos sus funámbulos sicarios
fieles al silencio obedecido.

III
No es poco lo que queda.
Nosotros,
que anduvimos pastoreando
en las bibliotecas,
ovejas casi ciegas por el martirio
dulce de estar despellejadas y vivas
fuimos confundidas
con las hojas pretendidas muertas
y al mismo tiempo desgarradas
de la vanidad inútil escolástica.
Menos mal que las lucièrnagas
nos dieron  sangre  intermitente.
Que no pusieron sal a las heridas.
Que quedamos impresos
y callados entre las lides imaginarias
de los libros y
sus luminosas hojas ancestrales.


IV-
Desde algún lugar se caen los sueños
abrazando la otra profecía
                    del  sol en las palabras
rebaños cansados a la luz de la espera...
Lo que se salva es el fuego de la lucha
lo que ha quedado de nosotros
ese amor... siempre el amor
ubérrimo y libre a sotavento
desde que fuimos noche y luego
agua de piedras,
y en los ojos despiertos,
el anclaje vital de las raíces
y al mismo tiempo,  golondrinas...

Sandra López Paz (del libro "Nombrar los nombres")

Éxodo



I
Usted no se mueva de esa sombra.
Trate de ser  y confórmese,
en esta alegoría de la vida.
Yo, he decidido  irme.
Remendar el tiempo
con el hilo invisible
hacia el  milagro
      el tiempo  inagotable
y esperar en la máquina de los dìas
la contraseña de la vida...

II
Sosténgase.
tiene un minuto para sentir felicidad
o caerse...
Yo, debo irme.
por todas las lastimaduras
de este río,
por el agua solitaria, esperando el final
sumergida en sus ojos de arena,
o me llene de besos la locura.


III

Ese silencio enterrado,
ese día callado en los huesos,
esa espera ardiente en el trópico
de la noche.
Tejiendo desde el amanecer
mientras
el hambre por sus manos
regresa y me contrae  hacia todos
los sentidos.

IV

Usted
que se abre a la nostalgia
(de tanto en tanto)
y se entrega furibundo
a la embriaguez de la luna,
no me siga.
Quédese mientras
sorbe de a gotas miserables
las dádivas del placer.
Quédese
para bien del sueño
para el  mal verdadero.

V

Voy sin luz
por cada rincón de mi cuerpo
ojos  salados e insomnes
ojos de mentira.
 brazos sin árbol
dientes apretados
el viento en contra.
Voy
por tu memoria y exiguos juramentos
que perdieron vigencia
cuando perdí esa esperanza.
Ahora debo irme.
¡Que me salven los versos
del poeta
o me fusilen!

Sandra López Paz (del libro "Nombrar los nombres")






Alianzas

Buscando poemas luminosos Crea un pacto con la tierra,        ella va adelante. Toma su rubor de hortensias       y limpia la frente. Dale u...