Crea un pacto
con la tierra,
ella va adelante.
Toma su rubor
de hortensias
y limpia la frente.
Dale una sonrisa.
Luego, el agua
que procede de sus ojos.
Sí, el agua diamantina
de purísimo asombro.
Dale tus amores.
Pronto, abre la tierra
de la montaña nevada
de altos sutras
al llano más solitario
de los remansos.
Dale tus brazos.
Al fin, toma
la sonora brisa
de los sauces.
De su aspa verde,
golondrinas.
Dale la cuerda,
entra a tiempo
del viento.
Mira tu piel,
de sol a luna.
Proviene de su tiempo
del ritmo universal,
la tierra está adelante.
Dale gracias.
Abre esa puerta
aunque nadie
pronuncie tu nombre.
Asoma
una era
sin palabras.
Sandra López Paz, del libro "Respirar el poema".