miércoles, noviembre 27, 2013

Efectos secundarios

Compartiendo con ustedes, mi vida






Nadie
le dirá a Usted
que la poesía
- un día-golpeará su puerta
su garganta
elevará  su jardín
a  las estrellas
       y al mismo tiempo
su manojo de  firmezas
en angustia.

Nadie
le dirá que
             la palabra
será su sexo
su sien
su mujhombre
su pan
su agua
su hueso.

Nadiele advertirá
-entonces-
que ella romperá
su sueño por las noches
y se decantará su alma
con tanta indómita
madera hasta volverse
un trapo
miserablemente
                 perfumado
                      para nada.

Nadie
ha venido a contarnos
del placebo florido
de la bonomía.
Que corremos peligro
de inmolarnos de amor.
Que la piel se expande
brilla de lujuria
en el peor oasis
de su distancia.

Nadie,
le contará
de su anemia
sus temblores
los dolores blancos
en el pecho.
Los deshidratados labios
que se parten
porque no hay
más que insomnio
y tierra oscura.

Y que no hay
remedio
para esta suerte.

Nadie pero nadie
-por experiencia
de estos  cárnicos
 dolores-
                confesará
que ya
no tiene voluntad
para olvidarla.

Nadie
lo despojalo destrama
lo exilia
de su cuerpo
como ella.
Hasta
que Usted
se desprenda de Usted
y decida
volar.

SANDRA LÓPEZ PAZ (del libro " La voz del ausente")

Poesíamente

Compartiendo con ustedes, mi vida



Y qué es esto
de andar
con cuchillos
funámbula
entre las piedras.

Estirando
             a
               más
                    no
                        p o d e r
la palabra
a  u s  e n  c  i  a,hasta volverme
unicornio
              lisura
celestina.
 
Pétalos sin usted                      que dicen
"no me quiere".

El cuerpo el verso el poema
antes, debajo y en la piel.
En la lágrima
que me bendice
cada mañana.
                El malamor
                de mi margarita.
En el amparo
de mi sueño
sosteniendo
el  ángel
      ser su paraíso
y arrojarme con él
       contracorrientes.

Tomar su verdad
y dejar el milagro
en los umbrales
del séptimo tiempo.

Y un día
parecerme al cielo
inaugurar otros ojos
que universen
palabras miel
sobre las rosas
          injustamente
olvidadas.

Modo de
combinar el alma
enamorada
con la eternidad
vacía.

 Color de esa voz
que ha perdido la luna
serenamente.
Poder gritar
poder dejar
la soledad
atrás.
             Utopía.

Cómo se dejan
de contar los días
desiertos
sin besos pendientes.

Y escribir igual 
por los idusno  llorados
y la permanencia.

Y allí
nos desatamos
de la metáfora
muerte.


Sandra López Paz (del libro "La voz del ausente")

martes, noviembre 26, 2013

LO PERDIDO

Compartiendo con ustedes, mi vida




Ay! sí...
Apágame la luz.

Este día
de corazones tiernos.
Postal
de soledosa
talla.

La novela
se desata
por mis ojos.

Versus
de los sueños
que me rigen.

Ya no hay fuego
en las cosas.
Queda
el vino vacío
cristales semigrises
evaporados.

Hombre
sobre mi voz
mojada.

¿Escuchas?
Mi lama
en tu orilla penumbra.

Y todo
para detener
la vida
en esta residencia
de palomas.

Siembra
          del amor
a la deriva.

Sandra López Paz (del libro "La voz del ausente")

AUTORRETRATO

Compartiendo con ustedes, mi vida




Desandar mi rostro
sobre el espejo negro
regresarme al jardín
de los abuelos.
Probé la sal
de los gusanos
los higos rotos
que alfombran el camino
del cielo
a mi descenso.
De las alteas rosasenarboladas
con mis globos perdidos.

Oh! la  higuera
inmaterial de la siesta
de ásperos secretos.

Me llama ese rostro
 con manos de fuego
y corazón de azúcar
               cuerpo desgarbado
               pero altivo
bifurcado rostro
de paloma
y palabras.
Me regreso a las noches
solitarias
-que fueron muchas-
y cuento los  besosde las paredes
          de los suelos ajenos
de los otros sueños.
Rayuelas de mar
invocándote,
mi Aquiles.

Oh! Magnolia adolescente
firme en la espera
de su talle.

De la religión:
me debo el bardo
de la vida.
Vine existiendo
-a propósito de dioses-
en este  insomne
relicario
de sándalo y cerillas.
-y el miedo a vivir-
Aromas que adolescían
de santidad mundana.

Oh! las liturgias
de tu piel sagrada.

Y los versos
en la espalda de siempre
y las coplas
suspendidas en  estrellas.
Y mis manos
de la batea al puente
buscando
al ángel.

De mi memoria
fragmentos caídos
de mí misma.
Un duende triste
por los hospitales
evadiendo
la noche.

Oh! la espuma de la muerte
que ha dejado el silencio
de esos años.

Ejercicio vencido.
           
De la palabra
a la sangre,
soy
la que espera.

Oh! la palabra
y el tiempo.

Sandra López Paz (del libro "La voz del ausente")

VATICINIO

Compartiendo con ustedes, mi vida



Dile que su nombre
está escrito
en cuentos de magia
y de poesía.

Que encuentre el milagro
cegado entre nosotrosgastado por el tiempo
 civilizado.

Que celebre
la pausa eterna del amor.

Que talle las ausencias
en las paredes lívidas
y se arroje
a la creación
del carmesí y el chocolate,
cuando viene
               iluminado
a nuestra casa.

Necesitamos praderas
de niñez absoluta.
Cielos rosados
y perennes.

Que escriba por el sol                      tu niño de pan.


Que nos regrese
al fruto dorado
del asombro.

            
Sandra López Paz ( del libro El tiempo del  pan)

lunes, noviembre 18, 2013

SELECCIÓN DE POEMAS

Compartiendo con ustedes, mi vida


MASCARADA



 Prende la luz
o  si prefieres
abre
el naciente del día.

Celebro mis liturgias
con tus cartas
en mis sábanas de altamar...

Acaso Dios
no escribió
en la noche
turbada
hacia  la muerte...
el texto
del milagro y la condena...

Come
 mi pequeña vértebra...
¡La locura va mutándome
en idiomas olvidados...!

La tristeza habitaba mi piel
cuando tus ojos
se multiplicaron
en caminos embrujados...

Prefiero
 la locura
enterrada en las rosas voraces
a  la arena
del tiempo....

¡Sabes
 que el exilio
se escribirá igual
tras la ternura!

Estoy pensando en tí
como una triste censura
Fiesta de palabras y licores
en la que vuelvo
embriagada de  mares  tormentosos...

En el poniente
comeré tus palabras
en eucaristía
con mi antigua tristeza...
¡amor mío!

Sandra López Paz (del libro PALABRAS SITUADAS)

CARIDAD

No es que
en estas ruinas,
el oxígeno no llegue.

Respiro en la noche
las palabras lentas y voraces
cuando el puente se retrae
y le das la espalda al día,
y a mi pequeña
cansada
íntima lucidez...

Retiro los brazos
de alguien que ha muerto
cada noche
en un ritual desesperado
cruzando el desierto de la sangre
de la herencia
y la mendicidad de amor...

Hueles a  penumbra
o tristeza
¡no sé distinguir cuando el dolor ama y duele!

El amor
como el hambre
son verdades sitiadas por leones.

Amor y penitencia...
caridad para mí
en los ocasos ...

Vivo
en el hambre
de esa palabra
como el pan de ayer
en el  mendigo.

Sandra López Paz (del libro: Palabras situadas)

SEÑALES



Si ves
las notas de la tarde
esquivando el dolor
y la lluvia
y las palabras....

Mujer tal vez
bajo la corola de lágrimas
con las ropas cansadas...

Sin el otro nombre
es mujer...
tan sólo mujer
 que abrió su pecho
y brotaron
versos de ciudades esclavas...

Alguien
sin cruces
sin duendes
sin rocíos congelados
por la ira...

Escamas de rostros
de piedra...
¡La espalda duele...
los nombres se van ...
pájaros heridos por el viento!

Cruzo mi propia melancolía
si ves
puedo hablarte en idioma de la muerte
cuando
cada una de mis células
ha sido desprendida
                   como estrellas rotas y olvidadas
de su sombra...
             (SANDRA LÓPEZ PAZ,
LA OTRA VIDA)


ESTA ORILLA

 
Es la del miedo y la soledad...
Luna
sin abismos
sin brazos...
Promesa
en el camino azul
besado por la tristeza...

Mujer en la carne...
alma en el alma...
Noche prohibida
en la plegaria
y el río de la vida...

Sólo rezaré
para no naufragar
en la vastedad del miedo...
Tus labios pueden llegar
rotos en  el mástil del viento
Ven con tu ideario
a poblar de luz
las  cavernas del dolor...

El mundo
ha pasado por mi boca
en la ausencia de tus manos...

Esta orilla
no es el fin
ni  el princiipio del amor...

¡¡¡Ardes
como cientos de inviernos  en la garganta
y el silencio no deja de brotar!!!

(La otra vida, Sandra López Paz)

PIEL



Espero tu llamada:
no me olvides.
El caracol de la existencia me abruma …
Necesito tu canto
sólo por placer...
sin dioses
No me digas que existe alguien especial ,
no hay magia en este día gris...
páramo sin druidas
Mi corazón es quien se eleva
a la luna
y roba las mañanas de tu sombra
M piel...¡mi piel!
está enferma de ausencia
y de aridez lunar
Resaca y tristeza de copas fantasmales...
Te miro azul
pero no sé
si me engaña el amor
o el deseo que desata a los monstruos sediciosos

No me conformes con mariposas:
amo la sorpresa del golpe en la ventana
el estallido de la luz...

Rompe la sábana
y pasa... 

Sandra López Paz

Es necesario



Ten cuidado
alma de alma,
cuando extiendas
las alas del olvido...

Puede llevarte lejos
la ilusión de la memoria...

La carne

se muerde en el dolor...

Sostén mi mano
para que en mí regreses
en una palabra
en una copa de fuego
en un aliento verde...

El amor
se paga con amor
si es necesario...

Sandra López Paz,  Manifiestos de amor



CORAJE

La siembra
del amor
no declina en la tarde

Muchos brazos  han ahogado
su esperanza en la tierra inocente...

Para ser hombre
he nacido azul
indefenso en la calle del trueno...

Levantarse
caerse
levantarse...

¡En las sombras del polvo
 hay coraje
hermano...!


Sandra López  Paz

RETORNOS

Compartiendo con ustedes, mi vida





El humo del tren inauguraba el día. Nuestro padre, sacaba los boletos mientras mi madre se apresuraba a buscarnos asientos en el vagón colmado de aromas tostados y dulces, de voces que se unían en esa babelandia de oficios y esperanzas que sobre el riel, avanzaban a los puertos de todos y de nadie, a los colmenares ateridos de humanos y mundanos sueños.
Hasta llegar a la Ciudad de los Jazmines, se mantenía todo en su quietud interior, en su armonía lacónica, víceras atravesadas por el ayuno y el desvelo; ojos y ojeras de pensamientos vidriosos que miraban hacia adentro.
Un mundo violeta se iba despertando al son de los Ambulantes, que golpeban las ventanas del vagón y nos pedían pastillas para el insomnio, sahumerios opiáceos y tabaco de Cu&Ba.
Esfedro solía subir en Musos, nadie sabía ni fue testigo nunca en qué estación bajaba. Los Guardianes del Viaje, dicen, se hartaron de hipotetizar sobre la cortada de Esfedro, y en los Archivos Civiles de Retorno, nunca existió tal nacimiento.
Solía sentarse sobre las rodillas de los ancianos y dormirlos para siempre en el vaivén del viaje. A mi abuela le tocó dormirse en agosto del ochenta y nueve, apenas cumplidos mi gemelo y yo, los seis añitos.
Este camino azul rosa se terminaba en la Ciudad del Sueño, un enorme cairel de luces y estrellas, y los abuelos se despedían de sus males y muletas en barcos de rosas.
Lo más hermoso, sin duda, era ver el tornasol de las calles alfombradas de pétalos y percibir entre susurros una voz dulce que entonaba “...dejando pétalos de amor, como cenizas de un volcán...”
Pero el fuego se encendía en la próxima parada. Explotaba el tren en un mundo de caos y de locura, los Agitadores subían el volumen de sus radios y nos atormentaba el discurso del Pope tanto como los demoníacos tatuajes de los Consagrados. Mi madre nos envolvía en su regazo cálido, tapando nuestros oídos, besándonos por el temor y el espanto, hasta que al cabo de una hora, se alejaban disipando en el aire el recuerdo de cadenas y maldiciones profanas que se oscurecían en los techos del vagón y se volvían intermitencias de recuerdos y amenazas latentes.
En Vírgenes había un lapso de quince minutos. Nos bajábamos de a dos, padre hijo, madre hija para echar aguas y volver aliviados, con turrones de miel y chocolates con menta para el resto.
Esta ciudad fue mi elegida por ser amazona y progresista. Los no hombres se encargaban de cuidar los capullos de seda, que en caravana debían ser acunados hasta su nacimiento. Allí dejé mi gota de sangre como pacto de fidelidad hasta que me radiqué en abril de mil novecientos setenta y ocho, a los veinte años.
“El espacio es muy amplio - me adelantó Ninfa señalando las cuarenta habitaciones- pero con los capullos que vengan te irás acostumbrando”...y firmé un convenio para desarrollar treinta amazonas y cinco no hombres.
Mi misión terminó en el mil cincuenta. Abordé simplemente el mismo tren, me acomodé entre dos Agitadores Kids, que llevaban en sus manos sendos emepecuatros y espadas laser-del imperio contraataca. Esfedro supuso que no tenía sueño aún, y solamente pasó por mi lado con dos palmaditas.
Mi padre viajaba una vez al mes a Ciudad de los Jazmines porque era podador de planta permanente, y de a poco le había ido transfiriendo sus dones a mi hermano, el cual, para el año mil cuarenta y dos, ya había obtenido la llave de oro del intendente, por ser el mejor de su oficio.
Cuando llegábamos a Retorno, el tren iba aparcando cadenciosamente, softly acostado en el muelle del sol, un remanso de aguas tibias y tranquilas, un tanto sanguinolenta y nutricia, mi hermano y yo nos abrazábamos, ya sin cabellos, sin palabras concretas, solamente al eco amplificado de nuestra mamá, Alba, y esperábamos el ritual zodiacal del Universo, en el centro más hondo y alto y perfecto del cosmos, tibios, al amparo de nosotros mismos, viajando al retorno de la vida, con los flashes de la memoria de Esfedro y su fantasmal hechizo de sueños...

Sandra López Paz .(del libro "NICUENTOS SOLOS")

EL 30 DEL 9 A LAS 15 Y 50

Compartiendo con ustedes, mi vida

            Acostada entre medio de mis pequeñas, desvelada por el hambre eterna de amor, pero al tiempo sosegada y tranquila, me iba durmiendo, enredada en la bruma de las cosas buenas, los recuerdos felices, el febril anhelo de la mañana.
El patio estaba solemnemente solo, al pie de la escalera que llevaba a la terraza, se oscurecían las enredaderas, las planta anochecían, los pisos dejaban su lumbre. Las huellas del día se iban desdibujando en reversa. Todos, al viaje de la luna, a descansar.
Todo el día había estado inquieta, con un latido extra, un sobresalto que me llevaba casi inconscientemente al miedo. Hacía dos años que vivía en Versailles, en la Bruselas 667. Tenía un hogar consolidado. Mis raíces aún en Santiago, con una familia que solía alegrarme en vacaciones, con llegada de sorpresa, cargados de regalos. Venían a la Capital, donde me había radicado en el 87.
            En el 91, justamente el 19 del 1, me sorprendieron  mamá, papá, mi hermanita, en una visita memorable. Vinieron con torta porque era mi cumpleaños. Esos viajes eran un sol; durante el año estaba tan llena de responsabilidades, de cuidados y lo hacía prácticamente sola, porque mi esposo viajaba por el país para cumplir tarea de auditoría bancaria. Otra que Kafka. El pobre se pasaba escribiéndome cartas de amor entre las planillas financieras. Yo me había casado muy joven,  a los 18. En el 87, ya tenía 21 y tres hijas.
Venía con ese Enero del 91, que  fue hermoso. Mi papá se esmeró en su rol de pa y de abu. Se llamaba Dante, como el poeta, y era tal cual. Además de verborrágico, temperamental y good loking. Una mañana  me prometió que al año vendría a la Capi, para estar con sus nietas, instalar su empresa, y besar el obelisco todos los días. Al año, porque estaba enganchado todavía con la historia de vida de su mamita, mi abuelita, que se estaba apagando.
Dejó bien claro sus frases célebres, su estudiado discurso sobre el ahorro, y la importancia de la familia. Como nunca, bebió dos wines de más y se dedicó a ser feliz durante dos meses, hasta que, lamentablemente para nosotros, para mí especialmente, terminaron las vacaciones. Cada vez que mi familia regresaba a santiago, me sentía abandonada, como huérfana, y, a verdad, no me explico de qué forma me sostenía después.
            El 16 del 05 de ese año estaba tan cansada. Todo el día había viajado con fuentones de ropa a la terraza; había pulid el piso, los muebles, dejé todo impecable. Acostada entre medio de mis pequeñas, y siempre desvelada por el hambre eterna de amor, decidí revisar mi tesis mientras  las chicas,  dormían después de haber destruido el orden de la casa. Felices. Anárquicas.
            A las 3 de la mañana del 17, me reventó la puerta mi hermano, que por entonces noviaba con una comediante musical de La Recoleta.
Mi padre había muerto a las 2. Se decidió un viaje a primera hora. Hablé con mi esposo a La Plata. Partí con mi hermano a Santiago. Su novia, la diva entrada en años, sabía de antemano, que se despediría de él para siempre. Mi hermano Fernando era ahora el hombre de la casa.
            Yo me aferré a mis tres hijas, me colgué del ala del avión, y en un sigiloso llanto pasé del avión al velatorio de mi viejo. Una que otra desubicada me dijo que estaba linda como siempre.
            Con mucho miedo, me acerqué a mi padre. Le acomodé el rulo de la frente, y le puse en el traje una cartita de despedida.
En el patio, me tomé un café. Y comencé a viajar por ese mundo para el que no estaba preparada. Me senté con mi veja a desarmar los sueños, a opinar sobre su vestido negro, a confortar a mi hermanita.
El duelo es un papel protagónico que nunca se elige. El viaje de la vida y la muerte. La ida. Somos un viaje de ida. Nunca se vuelve. 
Con una ceja espiaba el tétrico designio de la vida. Con la otra, la ciudad natal, el olor de la calle de tierra, el calor dulce, porque en Mayo, en Santiago, el calor es tan importante como en Febrero. Me vino a la mente Antonio Machado, y me lamenté por qué estaba el olmo derribado, tan joven, tan entero, tan vivo en ese silencio. Y yo también esperé a la luz y a la vida y le pedí otro milagro.
            Mi corazón partido llenó de lírico llanto el momento. Pues, para entender es dolor inexplicable, tuve que poner mis sentidos en algo que entendiera. Me retiré a mi pieza de soltera, que hasta hoy tiene el olor a cuadros de ángeles de la guardia. Y me dormí añorando el  pueblo de mi padre...al que le dediqué el poema:

Pueblo de mi padre
Una nota
espinosa y callada...
Un abismo infinito...
Tienes algo de mi sangre,
eternamente triste
que por la noche vuela,
espinosa y callada...
Hace treinta años te he visto,
erguido aún bajo el sol tirano.
Eres el padre de mi padre,
la raíz y el cielo de la cuna
donde adormecimos estrellas
y deshojamos pétalos
en la lágrima del bosque.
Te beso en la frente...
mi corazón te añora
en el tiempo de las flores
y los míticos olores de la infancia.
Fueron décadas ausentes
con olvido en la ceniza
con llanto en el suelo del destino
con suspiros ahogados...
Porque te extraño...
Todo el aire
ha quedado en tu bruma
pero la memoria te llora
de pie
con los huesos doloridos
en el vino añejo.
¿Dónde estás?
Pueblo de mi padre...
lluvia dorada de algarrobas
que despeinan la huella
al regreso de tu pan sagrado.
¿Dónde estás?
Mi voz ha caído
en el coro del viento...
¡Décadas de horfandad
cubren mi cuerpo
y no pueden mis ojos mirar el camino...!
Mi razón exhausta
no me explica la ausencia...
Es una canción ilógica esta pena.
Dormiré para encontrarte.
No tiene sentido el universo.
Solamente la esperanza
significa el alma.
Pueblo de mi padre...
tus brazos de molino
derrotan la intemperie
y curan mis raíces.
Pues mi padre era una hombre del poniente
y sus manos sembraron
semillas que regresan.


Luego del entierro, apenas mirando a mi madre y mis dos hermanos acurrucados en el dolor, tomé a mis hijas, me fui al aeropuerto y regresé a Versailles, a retomar el viaje cotidiano.
Todavía sonaban en el patio de la Bruselas 667 las palabras célebres de mi viejo, y su  carcajada estampada en la pared, todavía, creo, debe retumbar en la casa antigua.
 Fue una época de suspiros hondos. Cuando mis hijas, hoy, después de 16 años y muchos, muchos, muchos viajes consumados en todas las opciones y dimensiones de la vida, me preguntan sobre si alguna vez fui muy  feliz, les digo que felicidad no es un acto espontáneo, ni un regalo de la vida. Que tuve que buscarla debajo de las profundas llagas, de las cicatrices y de los dolores. Y que con ello, no aludo a mí especialmente, ni a mi condición de enferma, ni a mi ser testigo de Yo veo la felicidad como una gran valija. La veo, de aquí para allá, deambular, ordenar el punto cardinal de algún viaje,  tomando el tren de nadie, de nunca, de  ninguno.
 La felicidad vive.  Ella es la gran pasajera, que nos busca también para tener su derrotero. Cuando toda  guerra ha pasado, el hambre ha sido saciado, el bosque ha regresado.
Y vive por siempre en el recuerdo más que en la esperanza.

                                               SANDRA LÓPEZ PAZ- del libro NICUENTOS SOLOS
                                                                             año 2007

DEL LIBRO "PALABRAS SITUADAS"

Compartiendo con ustedes, mi vida


INFESTA



Vengo a celebrarte...
sobre los libros milenarios,
contrita de amor
y dolor de noches
y cinturas que se han quebrado
en la sequía...
Vengo a celebrarte
sólo en mi memoria
después de pronunciarte
como un rito endiablado
y de abrirme la herida
que siempre sangra
en palabras...
La fiesta comienza en tu silencio...
¡no quiero oscuros signos derrotados!
sabores  absolutos
que corran por tus labios
con fruición de mí...


Sólo nómbrame una vez
y no entres
en sigilosa ironía
a mi sombra...
Deshójate
en la memoria arrugada
pero viva,
sobre mi piel enhiesta
y a tu merced...
Abre tu sudor
en mi agonía...
Soy alguien condenada
a tu pena de muerte...
Te celebro
enferma de aridez
con mis copas de palabras...
Derrámate
en mi pequeña parcela
donde me abandono
a tu voluntad
nuevamente...


Recorro tu límite
mientras  llega la noche...
El río vuelve
a su cauce
al vientre de la melancolía
desde mis manos
que han batido solamente
el infierno
del índigo febril de tu mirada
de la orilla fría
de tus inferencias...


Repito el nombre
de tu nombre
en la sábana absorta...


¡Abrir
la puerta de tu hambre
es imposible....!



SANDRA LÓPEZ PAZ- "Palabras situadas"

ARCANOS



Inside...
en el cielo
de la palabra,
sobre la boca,
casien medio del silencio...

El refugio te abre el sentido
del claustro de la vida,
nadie sale
para devovelverte la fe
que se ha caído
allá en el hombre...

Tu palabra
remeda de manos
la vigilia...
la espera viene en la noche,
o en las llamas tiernas del alba...

En este destino
me ha puesto la tierra...
Sin fuerzas
para capitular
con el amor sagrado y verdadero

Toda la poesía
de tus manos
me acaricia el silencio...
y vienes
a prorrogar esta agonía
épicas mentiras...

Inventando
los vientos cardinales
¡hay océanos encriptados
en tu lágrima...!

Hombre
leve y solitario...
¡te libero
de mi antigua
tristeza...!

Sandra López Paz (del libro "Palabras situadas")

TRAVESÍAS...


 
Debo hacer varias tareas...
Cortar las ramas del limonero
                                viene el otoño...
levantar las flores
doblar el agua
en que jazmines, tu y yo
bebimos palabras...

¡Hasta mañana
pequeño picaflor!
El verano  y yo
entramos
en esa agonía planetaria...
Declinará la tierra
                          se esconderá más la semilla
                          en el cordón de mis lágrimas
y mientras...
las horas del libro
caerán en mi falda
                          Tiempo deshojado
                          en el corazon de mi otoño...
Hasta que vuelvas,
mi pequña hija,
ma fille, mon enfant
                         mi vástago cristal,
haré de las noches melancolicas
un dulce  mágico
de  palabras...
del color de tus ojos...

Que se cumpla
el vaticinio del silencio
mas...¡ no abras mi pecho
hasta entonces!

Sólo encontrarás
muchos recuerdos
 en estación mujer...

Las almas deben volver a  la patria de sus versos...                  




(SANDRA LÓPEZ PAZ,  Palabras Situadas) 
 
 
 
 
ATENTAMENTE

 
Te escribo en medio de la nada...
como siempre,
con el impulso aciago
inexorable,
que se pierde en el motivo...

Me refiero a mí
a mi alma que es tu sombra
que te sigue por la casa
por la tarde
por el árbol,
por la ausencia...

Ésta,
que describe la perplejidad
con que me ignoras
cada vez
que susurro  te amo...
Soy así
¡un montón de palabras sin denuedo!

Algo en la nada del camino
que se ha quedado olvidado
sin nombre propio
estanco en el día
despuésde la lluvia...

Sin tí,
el odio suscribe las horas
y entre líneas,
la muerte señala
de rodillas
sin milagros...
a una mujer
que puede esperar
toda la eternidad
ungida en sus lágrimas...

Una especie de mal
 habita en las palabras
y carcome el aire
y la esperanza
y los sentidos...
¡Señor de mi alma...!

SANDRA LÓPEZ PAZ ,"Palabras situadas"

OUT

En el día
la lluvia acompaña
hasta que cae
el estómago
en la furia
               en tus manos violetas...
que se vienen como barcos
a la guerra....

En este suelo
no hay magia...
 Sólo ocasos desgarrados
en el límite....

A coro
desterramos la lluvia
miserablemente
en la sangre
de latidos estériles...
en silencios profanos
por el sendero de la estrella...

Esta pena
me tiene
        insondablemente fuera
en la tierra del amor
y la noche,
como el pan que levita y no lo toco,
           como la luna que suspende y multiplica,
                       como el  cielo que se cae sobre los hombros...
se vuelven páramos
sin druidas soñadores...

Rocas son rocas
la muerte es el tiempo que me avanza
por la conciencia y el sexo
¡y tú ...tú ni siquiera sabes
de lo que te hablo!

Palabras mágicas
vienen
          entonces
como si me hablaras
tocándome los sentidos
abriendo la hendidura de la tristeza
                      que me habita
                      como el rocío infinito del otoño

Existiendo,
pariendo,
golpeando...

¡Soy yo
la que viene
a buscarme...!


Sandra López Paz-Palabras Situadas

Dreaming


Salgo del sueño de los vacíos
donde
               se dice
que he bajado
a fuerza de parir
 más que infatuas sombras
y  monstruos
                  que he estado creando
como quien habla
y sujeta palabras
al fuego
de la noche....

Me voy a quedar
             sin embargo
dentro tuyo
en vigilia
hasta hacerme piedra
                             serpiente inflamada
en la memoria de tu veneno
porque solamente
sé mis flores
sé mis vértigos
y mis campanas rotas....

Ojo con lo que escribes
¡tengo tu idioma
en mi lágrima!


En mi suelo
el sexo se escribe
en la espera
en el hambre
en la luna de los símbolos
en las guerras
en los trigales
en las aguas frías de la muerte....

Pero debo decir
dos palabras
en derredor tuyo,
alma que se contrae
bajo la mentira
               aunque te amo
escúchalas
                en el preámbulo de mi espera...
luz mía....
 Sandra López Paz -"Palabras Situadas"

Hoy...


Mujer Acróbata (acrílico)

  




















No es lo mismo
después del retiro
a las aguas de tu alma..

Remanso pequeño y secreto
que pone muy alta muy alta
más tuya
la condición de no mujer
y no silencio...

porque hoy
he visto
grandes
tus ojeras serranas
palabras que abisman en tus ojos
mientras caigo
                   doy  riego

cada día
pequeña dentellada
que sacude en la hojas el milagro...


Por el que no te veo...
sólo me acuerdo de tu remanso,
espejado en el alma
                     pactado en el borde
pero la palabra
sobrevino
en sangre...

te odié
hoy...

¡Como si fueras
la promesa
y no
 la condición...!



Sandra López Paz (Palabras Situadas)

Alianzas

Buscando poemas luminosos Crea un pacto con la tierra,        ella va adelante. Toma su rubor de hortensias       y limpia la frente. Dale u...