Compartiendo con ustedes, mi vida
Voy a la guerra
con mi pequeña vasija.
las palabras se han contraído
y sueñan ese vacío
donde he quedado.
Esta es mi ofrenda
que se abre a tu voluntad
lágrimas que convierto en miel
ungüento del tiempo
melancolizado amor
en la puerta misma
me encuentra el sosiego
más mundano
distrayendo la palabra
del pan de los altares.
Buscando la poesía,
en noches nectarinas
alucinada
bebo sensuales calaveras
de palabras.
Un último deseo
se consagra
sobre la roca
verdad o consecuencia
para abordar
sus recónditos ojos
hacia el abismo
que sublimamos
con oraciones rosas.
Prometo dar
mi corazón
por ella.
E cuerpo de mi voz
el fluir del paso iluminado
la estrella de mis manos
que anida una esperanza.
A veces,
las urgencias
despuntan mi corazón viajero
y la veo pasar
inasible y misteriosa
en los ojos del hambre
en las persecuciones
en los ocasos con lágrimas
en los falsos profetas
derramarse
en conjuros y letanías
y ella, la quemante,
la inasible
amor consagrado
en fluidos eternos
vuelve en mi mar
y en el oleaje
me ofrece su más bello
y cándido silencio.
Sandra López Paz (del libro Mis propios deberes)
"Tan lejos de la palabra-como la piedra-"
E. Dickinson
"correr hacia la estatua y encontrar sólo el grito"
J.Villaurrutia
Voy a la guerra
con mi pequeña vasija.
las palabras se han contraído
y sueñan ese vacío
donde he quedado.
Esta es mi ofrenda
que se abre a tu voluntad
lágrimas que convierto en miel
ungüento del tiempo
melancolizado amor
en la puerta misma
me encuentra el sosiego
más mundano
distrayendo la palabra
del pan de los altares.
Buscando la poesía,
en noches nectarinas
alucinada
bebo sensuales calaveras
de palabras.
Un último deseo
se consagra
sobre la roca
verdad o consecuencia
para abordar
sus recónditos ojos
hacia el abismo
que sublimamos
con oraciones rosas.
Prometo dar
mi corazón
por ella.
E cuerpo de mi voz
el fluir del paso iluminado
la estrella de mis manos
que anida una esperanza.
A veces,
las urgencias
despuntan mi corazón viajero
y la veo pasar
inasible y misteriosa
en los ojos del hambre
en las persecuciones
en los ocasos con lágrimas
en los falsos profetas
derramarse
en conjuros y letanías
y ella, la quemante,
la inasible
amor consagrado
en fluidos eternos
vuelve en mi mar
y en el oleaje
me ofrece su más bello
y cándido silencio.
Sandra López Paz (del libro Mis propios deberes)