martes, julio 01, 2014

SALMO

Compartiendo con ustedes, mi vida
 

Bienaventurada
tu piel
que me nombra
lejana  de mí
intémpora
sobre el fuego.

Bienventuradas
las ansias silenciosas
y el amor
de la sombra
que imagino
briosa y dulce
en mi cauce.


Bienaventurados
los  ojos
                  que dicen no ver
mi amor
          y su endecha
en manifiestos
hondos y situados.


Bienaventurada
la pobreza
que me obliga
a la abstinencia
de tu cuerpo perdido.

La demora
           la esperanza
               las señales metafísicas.
                Estos besos
               en las postales de campo
            el hábito de conversar
con tus pañuelos.

Bienaventurados
la lluvia
          y su elocuencia
que cercenan mi voluntad
para decirte después.

Y esa palabra
sin ángel
         que te trae
a mi regreso.

Sandra López Paz (del Libro Minutas en el Bar Tristeza)

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