miércoles, septiembre 12, 2012

EPIFANÍAS

(Compartiendo con ustedes, mi vida)

                                                                        a mi nieto Homero
y llegarás así
como el abrigo tibio en la palabra
en el cama grande,
cabedora,
donde dormimos siempre
                    en muchedumbre
tu madre y yo,
tu madre loba de ojos verdes
                   corazón de clown
                   esponjado en la distancia
vendrás al circo
de la vida
                   este paso es necesario
                   para armar el día
                   desde la soledad

Y en tí la veré crecer nuevamente
llevandote también
en mi vientre de noche
en mis brazos de día
en mis poemas nocturnos
arrebujados
en leche cuajada y nectarinas...

Y en tí
se cumplirán de a poco
                     o no
las conjeturas
y volveremos a darnos
entre miradas cómplices
más vidas para el amor terreno
                   es difícil ahora que lo entiendas

Homero
diré en tu nombre
el sonido de los siglos
para quien nace
curando mi ceguera...

Te sueño
incubando el día entero esta esperanza
en la ruta migratoria de mágicas cigüeñas...
desde la calle subterránea de la vida
a tí
mi ángel.


Sandra López Paz (del libro : PARTES DE MÍ Y OTRAS CALLES)


POSTDATA

(Compartiendo con ustedes, mi vida)



Y he decidido
que los ecos me lastimen.
Cerrar la puerta infernal
de las palabras
y dejar
gobernar al silencio.
Permitir, acceder, declinar
a tu razón
en la que has envuelto mis recuerdos
tu lógica pertinaz
                sin corazón por cierto
 tus argumentos fríos
tus sentencias medievales
                las espinas los páramos los eclipses
tus territorios resquebrajados
los salitrales extensos de tu sombra
la ausencia...para qué más....

Hay lágrimas de mí
que te circundan
que te hablan
que te dicen adiós
para siempre...

Volveré como siempre
a mi poema, al nido vital
al ojo del viento
a buscarme allí o resucitarme
                           ¡en algo que no sea
                            tan frágil
                            mi dios, eso te pido!
ahora que viene el tiempo
de las hojas maduras
                la edad dorada en los ojos
                la blandura de la tarde
                y en ese lamento
buscando mi utopía en el hombre
                   y cada vez que lo digo
                   lluvia  e insensatez
                   porque te extraño!
retomándome en la historia
de las cosas
dibujando ese rostro
que fue salvado un día...

Hay lágrimas afuera
estampadas en la lluvia
sin refugio, sin bandera
replegadas en tristezas...

El pájaro
abandona el desierto,
cansado...

Sandra López Paz(del libro: "Variaciones del ego")



DESDE LA PENUMBRA HACIA LA LUZ*




Hay un deber para con la poesía: escribir y darse por completo.  Nieves lo cumple acabadamente.
Cómo comienza un poeta a dilucidarse entre las voces poéticas de su tierra, que la circundan y que la fundan. Cómo despega una escritora hacia ese lugar incómodo de la verdad poética,  en la metamorfosis de la palabra, a participar del lenguaje más alto y lírico. Cómo  escribir ese mensaje hacia  el entorno,  y  revivirlo día a día, para que la obra no sea luego un papel amarillo, desteñido por el tiempo.
Nieves Teresita Maldonado, a quien hace menos de una año tuve el agrado de presentar su primer libro, Plumas y Esencia, en esta misma casa de estudios, la misma mujer,  en cuerpo y alma, tiene algunas dudas para ese derrotero de poeta.
La poesía de Nieves,  se manifiesta hoy,  tanto en producción como en calidad de escritura, en constante ebullición. La transformación  de la palabra  y la metáfora es vertiginosa, y  expone un  desarrollo constante hacia el  cauce de la expresión. Es una obra que está llena de figuras y recursos literarios, además de símbolos astrales y mitológicos: el cielo, la tierra, el águila, la rueda de la vida, la nada, la muerte, el molino de viento,  y todo ello plasmado en un discurso suspendido entre los hemisferios míticos más  referidos por el hombre.

Angustioso trepidar de silencios
que arrugan las noches blancas,
están llegando a programar matices
del Alba negra que habita el día.
Universo caótico de partículas somnolientas,
movimiento  intenso de sombras inertes,
que  soslayan Existencia en la Existencia de la Nada,
grillos  mudos que arrullan mi descanso…
Es el amanecer del tiempo absurdo,
en este laberinto empobrecido de la Vida.
Las ricas miserias de la noche me acompañan
en éste adormecer  negro de traiciones…
Luz clara, Luz blanca, Luz cero, luz mil,
te llegas desangrando amaneciendo el día.-
                                                        (Absurdo)

Puntos suspensivos, como un signo inequívoco de esa letanía de la escritora.
Andrè Bretòn, en su manifiesto surrealista dijo “que se atrevan a vivir de la poesía” a vivir en la revelación de las cosas, en la conciencia de su naturaleza abismal, con la sinceridad salvaje que la auténtica poesía implica.

Nieves hace de ese enunciado la brújula del significado de los versos entrelazados en su caótico adentro, en búsqueda de esa exploración de lo irracional. El verso se presenta sin leyes métricas ni lógicas, regido por el juego, las similitudes y el azar.

Esta nueva escritora, despegada ya de la disquisición literaria en la escena filosófica y metafísica del ser y el ensoñar, de Plumas y Esencia,  crea su obra poética desde el escritorio de un ser mundano y humano: desengañada, asfixiada de amor y dolor, contraída al grito abismal del abandono, de la penumbra del mundo.

Nieves, rodeada de una asombrosa biblioteca vanguardista, entre los que figuran, Girondo, Neuda, Octavio Paz, Vallejos, García Lorca, león Felipe, Huidobro (con cuyas palabras abre el capítulo Enigmas),  ha dejado los epítetos, la retórica superficial de la escritura, para adentrarse y apropiarse de  metáforas, metonimias, más la polimetría de sus versos que  enfocan un nuevo orden en su escritura más madura, profana, vital, caracterizada  no sólo por la variedad de temas relacionados con ideas y conflictos del hombre de este tiempo, o, en todo caso, de la mujer e este tiempo.

La lógica ha sido superada por la ironía, la exactitud por la deriva, la certeza por el silencio necesario.
Los lectores, que leímos en “Plumas y esencia” a una mujer eligiendo un mundo para salir a la luz, desde un lugar más confesional que literario, participaremos, en este nuevo hijo “Enigmas entre el cielo y la tierra”, de un estratégico viaje pensado desde la literatura personal de Nieves, sus aprendizajes, sus girondeadas noches, sus almohadas insomnes, sus heráldicos sueños que la arrancan hacia el mundo profundo del más inacabado dolor.
Una mujer escritora que subió al barco de las vanguardias, exigiéndose la elevación a la luz de la palabra – gatillo, por los callejones del dolor y la miseria.

"Blanco de ausencia, blanco de poesía, blanco de nada…
El poeta está mudo y sus dedos agarrotados,
sus músculos en pereza intensa,
mientras el blanco se ríe de sus alas cortadas.
 ¿Qué le han hecho al desolado y mustio poeta?
Ya no sueña ni ensueña…
Replegada su esencia al vacío existencial.
Ni  absurdos, ni vanguardias salen de sus manos."
                                                           (Blanco)

El miedo a la poesía no forma parte del carácter de esta escritora, al extremo testimonio del ser que ella exige, la sumisión a toda clase de cálculos y conformismos acaba, tarde o temprano por aparecer al desnudo.
Nieves, al final de todo, promete que hay palabras en el cielo, otros heraldos de luz, puertos adonde es posible decir amor ...y despertar.


SANDRA LÓPEZ PAZ

*PALABRAS PARA LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO "ENIGMAS ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA", DE NIEVES TERESITA MALDONADO, EN SANTIAGO DEL ESTERO, EL 29 DE MARZO DE 2012

BESOS

(Compartiendo con ustedes, mi vida)

 
    I

Recuerda el  espacio entre nosotros.
Fue un disparo en el día
           en la calle endulzada de tus pasos
la pared caliente incontenida...
Fue nuestro beso un rosario
lleno de maldiciones
un pergerinar a la guerra
               alistarnos para el mal sagrado...

                     II
Recuerda que marqué mi lugar
como las fieras
no cedí tan pronta
             a pesar del hambre.
Abrazabas tu guitarra, como yo mis papeles.
Un puente atrás con voces descolgadas,
la marea disolviendo el mundo,
la risa desgranándose
                    como la vida
las fauces líquidas calientes
esperando...
Y tus ojos vinieron a mi piel
y volví a ser de carne entre las piedras
Y quise
            sólo por ellos
 darte mi ley
 hacerte mi labriego de los días.

          III
Nada para nombrar,
entonces,
del afuera.
Los besos han quedado impregnados
como el dolor y el tiempo...
inacabados.

         IV
Han sido eso
lo interminable de los días.
Las palabras que ha devorado la noche.
Han sido eso.
Toda la ausencia despierta.

           V
Los besos han dejado
de soñarme...

Sandra López Paz (del libro Nombrar los nombres)

martes, septiembre 11, 2012

AUSENCIAS

Compartiendo con ustedes, mi vida


l
Esperen.
No dejemos el amor sin acometer
los sueños inexpugnables
sin presentar las batallas al día perdido...
esperen
                 al fin y al cabo han sido
                    sólo palabras
lenguajes oxidados llamando al amor
en rincones absortos impronunciables.
Una ausencia desprendida
de la rosa.

lI

Esperen ser
quienes  develan en cada mancha
de humedad su territoro de exilios...
Me he posado en tu memoria
como un cuervo hambriento
sobreviviendo a las muertes
esperando ser resucitada.
Una ausencia tenaz
inaugura el hastío
que me devora.

III

Espera.
Nadie va a resucitarnos hoy
ni mañana ni nunca...
sólo ese amor transgrede la frontera
sólo ese amor es capaz de seguirnos
incansablemente...
 Y tú, como siempre
no estás de pie entre las farolas
de mis manos...
Eres una ausencia creciendo en las piedras
sobre el humus  la sal de la agonía,
el esquleto lascivo de la tristeza
 un fino papel a la deriva cercana
 carne viva de dolor insoportable.
Ausencia.Ausencia.


IV

Espera.
Aqui vengo
en caida libre
a buscarme en tu nombre.
Todas las palomas del mundo
hacia el mástil de la vorágiine.
Los fantasmas de tu voz a mi lado.
¡Mi corazón expandido en el viento
hasta encontrarte...!
Una ausencia escapa de tu boca
para siempre.

Sandra López Paz (del libro Nombrar los nombres)

EL AMOR

Compartiendo con ustedes, mi vida
 


 I
A mí el amor.
Para mi honda soledad
el amor.
Aquel preludio
de los años sin gloria
bajo las goteras
y el salmo de pobrezas.
La música
entre los panes
recién leudados
acaramelados de tanto
amarnos bajo el sol,
con las monedas justas,
con el salario transparente,
quemado antes
de tenerlo.
Las copas cansadas
                      ya lo dije
llenas de amor
y mitades de sueños...
y después
              para mañana
pensar que amor es hambre
que a tu mano le duele ese canto
amor por pan
pan por silencio
cansancio, derrota, lágrima
y en la calle
huérfanos apresados
inexistentes

II

A mí el amor.
Para esa furtiva nostalgia
que me alimenta
y socava las palabras
golpeando
aniquilando cada sílaba terrena
 en cada estertor...
Mejillas invisibles
en la escarcha,
hablan  las palabras
del amor.
Cuando digan no
amor por no
dioses por pecados
luces lentas en el corazón
que se posterga...
tal vez el amor
nos encuentre valientes
desencadenados.

III

A mí el amor.
En la amplitud de la memoria
germinándonos...
Acallado tal vez
por la incerteza.
Un poco débíl quizá
para los rojos tiempos
de la vida...
Amor que sostenga
el cuerpo que se acaba
los marcados y viejos cuerpos
de la lucha
                ¡...pero amor al fin!
dignificado...
Azul serenidad
de la constancia...
las pacientes palabras
que esperaron al amor
 por toda la pueril
eternidad...
y crece igual
en la ignominia...
A pesar del olvido
ese amor,
a mí,
árbol verde
bajo la sombra helada
de la humanidad....

Sandra López Paz (del libro Nombrar los nombres)

domingo, septiembre 09, 2012

MASCARADA

Compartiendo con ustedes, mi vida



Prende la luz
o  si prefieres
abre
el naciente del día.

Celebro mis liturgias
con tus cartas
en mis sábanas de altamar...

Acaso Dios
no escribió
en la noche
turbada
hacia  la muerte...
el texto
del milagro y la condena...

Come
 mi pequeña vértebra...
¡La locura va mutándome
en idiomas olvidados...!

La tristeza habitaba mi piel
cuando tus ojos
se multiplicaron
en caminos embrujados...

Prefiero
 la locura
enterrada en las rosas voraces
a  la arena
del tiempo....

¡Sabes
 que el exilio
se escribirá igual
tras la ternura!

Estoy pensando en tí
como una triste censura
Fiesta de palabras y licores
en la que vuelvo
embriagada de  mares  tormentosos...

En el poniente
comeré tus palabras
en eucaristía
con mi antigua tristeza...
¡amor mío!

Sandra López Paz (del libro PALABRAS SITUADAS, 2011) 

CANCIONES PARA UN ÁNGEL SIN PARAÍSO







Compartiendo con ustedes, mi vida


CANTO I

La Cuna
El despertar me anuncia...
Voy hacia tu pelo revuelto
a separar la noche del día…
Estambres del futuro,
Alientos del silencio...
no pudieron sostener
la matriz del barco…
 Se diluyó en la tarde
por el pánico.
Las voces retornan a la vida...
susurros de un tiempo desgastado,
del ciclo inmeditable...
Abrir los ojos...
Un vaso de agua clara
para remediar el paraíso
y saber que siempre
se puede existir.

CANTO II
La Puerta

Senderos eternos,
calles alucinadas…
El día empieza
 con tus pasos lentos
por la habitación
aún dormida
aletargada...
Hacia dónde nos iremos
esta vez...
¡Ser un ángel guardián
es temerario!
Desdibujas la pared
hacia el cerrojo,
descuelgas el puente...
Y la puerta te quema...
porque tiene tanta muerte
como Esperanza.



CANTO III
El Camino
Está escrito en tu memoria
Sabes que alguien te guía,
y alguien te sigue
El número
ha tomado conciencia
de tu miedo
Y te transporta al trabajo cotidiano
de nombrar distancias...
Peregrinos de la modernidad...
Creas el movimiento,
Configuras la huella
Dibujas el sistema del abismo
Tus pies van arando
 el silencio...
Y nacerá otra calle
con tu mismo miedo,
donde alguien te siga
y otro alguien  te espere,
significando el tiempo…
Yo...
¡YO no puedo alcanzarte!
Me duele
el espacio recorrido
pues giré por la calle más cruel,
  el Destino...

CANTO IV
La Ciudad
Miré los bolsillos vacíos
 de mi calle.
Sin monedas
de savia enardecida...
Abrigué mi verso
y esperé el milagro.
¡El dolor de la tierra
 habita a mis espaldas!
Con el aliento del sol
después de las tinieblas... y la luz
decreté el amor
hasta  el ocaso…
¡Tus ojos se abrieron encendidos
como una constelación del universo!
Y mis hermanos se acercaron
al calor azul de tus pupilas.
Ciudad distante...
Pueblos que emigran a la muerte
con palabras sin retorno
a la esperanza...
Hoy es el día
 para nombrar las calles
los jardines
los molinos
y los santos
bajo el signo de todas las leyendas.
¡Bolsillos de milagros
y de niños con cántaros de vida!!!
Madre urbana
de enamorados pájaros
y de ángeles
que emigran al silencio
Anídame...
para que vuelva en polen mi plegaria
¡No quiero morar lejos de tí,
ciudad bautismal de mis amores!
¡La eternidad temería de nosotros
Si nos diéramos la mano!
 
 
CANTO V
El amor y el pan

Mendigos
de un perdón necesario,
por el hambre de amor...
Suelo de espigas
sin esclavos...
Lo imagino dorado
como la eterna arena del tiempo,
como el recuerdo
de tus ojos con sol,
Ángel de mi vida.
Ahora que mi llanto es alto
como un latido santo de la tierra.
siembra mi voz sobre la arena...
Apura
 que mi llanto es alto
y la luna del dolor está dormida...
Regresa,
a la mies de la tarde
¡Cosecharemos palomas mensajeras!
Toda mi soledad
alma sin nombre
está segada
por el alumbre verde
de tus manos...
Batalla a mis oscuros miedos...
a mi corazón desintegrado.
Muéstrame ese amor del infinito
que vuelve al origen de la savia...
Te doy estas palabras,
amor y pan...
naves olvidadas
en el mundo...

Pronto...
Mi voz duerme,
el frío me espera
el llanto abre
las arterias del viento,
y escucha el grito
 de la sangre.




CANTO VI
La tarde y el regreso

Cuando todo se detenga,
la última flor tendrá tu nombre.
Mi desnudo corazón
no cantará para mi pueblo.
Promesas escondidas en el camino diario
me dibujan las nubes, la frutilla, el universo
los dulzores, los primores de la siesta, la canela...
Espero ese llamado...
tu voz, desde la vida...
¡el mar desesperado
me desborda en pena!
Retorno con las olas del destierro
a la arena cansada de la vida.
Voy a quedarme...
Cuando todo se detenga...
para robar tu calle,
y llevarte conmigo
Abrigarte con fuego
con agua
con palomas ...
Cuando todo
se detenga
 en este mundo, hermano...
Tu mirada desnuda,
huérfana de amores,
prohibida eternamente,
eternamente
desde su centro volcánico me llama
a buscarte en el reloj helado de la tarde...
Amor errante y desolado,
¡ regresa a mi memoria...!
¡Canción que vuelas
por las regiones ciegas
de las almas!!!

Mi ángel ha mojado sus alas
con lágrimas de noche
y desdichados duelos
de fantasmas...
¡En qué lugar
te esperarán
mi sangre
y mi corazón
esclavo de tu piel y tu presencia!.
Mi voz,
callada letanía
en sombras
te persigue por las calles
 de la vida,
Y partida de dolor
 por no tenerte
se sumerge en la tarde de la ausencia...

CANTO VII
El naufragio

Alas solitarias...
llevan mi soledad enamorada
por el océano de regreso....

Veo el cansancio secular
 en la grupa de mi ángel...¡pobre amigo!
Sé que morirán mil canciones
en la noche final...
Mi alma regresa
a deshojar el cíclico camino
de la ausencia...
Vuela, soledad enamorada
a otro designio.
Cansada está mi pena:
no repetiré las claves
de la esquina.

Te dejo una canción:
Yo sólo fui un alto en tu camino
una razón para escribir tu pena
una prisión en castillo de arena
para tu sed, un trago del olvido...
Yo sólo fui la noche interminable
donde tu piel lloraba desventuras,
mientras mi amor cantaba con dulzura
para volver el fin inalcanzable...
Pero este mar, se transformó en rocío
y mi dolor se fue por las heridas
de un corazón tan frío como el cielo
que comprendió el invierno de la vida.
Yo te amaré el resto de mis días...
El mejor viaje fue la esperanza
desde mi guarida de soles
y sentidos despiertos...
las noches naranjas
los jazmines infinitos
en nubes azules
de presagios dulces...
Abro el libro de la vida,
los mapas del amor
están ausentes...
El canto se escucha
en el corazón…
Paloma herida
celebra lo efímero de todo...
El día no alcanza
en la puerta de tus palabras
en el camino de tu frente
en el campanario de tu pecho...
Soy
una moledora de ríos y arena...
esculpo las estrellas
y las envío
en las alas del ángel...
Esta noche
hay reunión en las sombras
festín de pájaros helados...
emprendo el viaje.

Cuando camines,
Y despeines
 los estambres del futuro
¡Piensa en mí
que te amé mucho
con esperanza
con luna incandescente
con vientre de barro sideral...!

"CANCIONES PARA UN ÁNGEL SIN PARAÍSO" (PUBLICADO EN EL AÑO 2011)

Music

ARTENAUTAS-taller de literatura para niños





Compartiendo con ustedes, mi vida

Presentación del libro "De Mar y madres", de Silvia Loustau

Compartiendo con ustedes, mi vida, lo que amo, lo que sueño

Con Silvia Loustau, Walter (el Conde) y Oscar Ortiz Vieyra, en el Centro Cultural. Presentación del Libro " de Mar y Madres",  año 2010.


Raíces

Mi familia y yo, en el pueblo natal de mi padre, Estación Lugones, Santiago del Estero, 1969

El amor

 I
A mí el amor.
Para mi honda soledad
el amor.
Aquel preludio
de los años sin gloria
bajo las goteras
y el salmo de pobrezas.
La música
entre los panes
recién leudados
acaramelados de tanto
amarnos bajo el sol,
con las monedas justas,
con el salario transparente,
quemado antes
de tenerlo.
Las copas cansadas
                      ya lo dije
llenas de amor
y mitades de sueños...
y después
              para mañana
pensar que amor es hambre
que a tu mano le duele ese canto
amor por pan
pan por silencio
cansancio, derrota, lágrima
y en la calle
huérfanos apresados
inexistentes

II

A mí el amor.
Para esa furtiva nostalgia
que me alimenta
y socava las palabras
golpeando
aniquilando cada sílaba terrena
 en cada estertor...
Mejillas invisibles
en la escarcha,
hablan  las palabras
del amor.
Cuando digan no
amor por no
dioses por pecados
luces lentas en el corazón
que se posterga...
tal vez el amor
nos encuentre valientes
desencadenados.

III

A mí el amor.
En la amplitud de la memoria
germinándonos...
Acallado tal vez
por la incerteza.
Un poco débíl quizá
para los rojos tiempos
de la vida...
Amor que sostenga
el cuerpo que se acaba
los marcados y viejos cuerpos
de la lucha
                ¡...pero amor al fin!
dignificado...
Azul serenidad
de la constancia...
las pacientes palabras
que esperaron al amor
 por toda la pueril
eternidad...
y crece igual
en la ignominia...
A pesar del olvido
ese amor,
a mí,
árbol verde
bajo la sombra helada
de la humanidad....

Sandra López Paz (del libro Nombrar los nombres)

Escombros



I
Cuánta noche hay en la historia del ser
                            oscuridades sin límites
en que fuimos mendigos de pequeños amores
               de frugales mentiras
mientras el mundo,
nos iba excluyendo de sus horas
 eternidad postergada y cuánto
nos dolió hacernos
de la noche a la inmeditada soledad
hombres rectos...
Hombres de fauces hambrientas
en la epidermis y el misal
de la pobreza...

II

Y es el mundo que va ...
un rumiante lleno
de atlántidas y dirigibles
hacia el poniente
despertando en el dragón
los ocasos y las sierpes,
caídas al talón descuidado
de principescos atavíos...
La mascarada insondable
de la historia
y el bául de las marchas  por doquier
acechando desveladas madres
y  esos niños
sin salir de su cáliz aún
desvencijados atrapados
en la marea brutal de los destinos
y todos sus funámbulos sicarios
fieles al silencio obedecido.

III
No es poco lo que queda.
Nosotros,
que anduvimos pastoreando
en las bibliotecas,
ovejas casi ciegas por el martirio
dulce de estar despellejadas y vivas
fuimos confundidas
con las hojas pretendidas muertas
y al mismo tiempo desgarradas
de la vanidad inútil escolástica.
Menos mal que las lucièrnagas
nos dieron  sangre  intermitente.
Que no pusieron sal a las heridas.
Que quedamos impresos
y callados entre las lides imaginarias
de los libros y
sus luminosas hojas ancestrales.


IV-
Desde algún lugar se caen los sueños
abrazando la otra profecía
                    del  sol en las palabras
rebaños cansados a la luz de la espera...
Lo que se salva es el fuego de la lucha
lo que ha quedado de nosotros
ese amor... siempre el amor
ubérrimo y libre a sotavento
desde que fuimos noche y luego
agua de piedras,
y en los ojos despiertos,
el anclaje vital de las raíces
y al mismo tiempo,  golondrinas...

Sandra López Paz (del libro "Nombrar los nombres")

Éxodo



I
Usted no se mueva de esa sombra.
Trate de ser  y confórmese,
en esta alegoría de la vida.
Yo, he decidido  irme.
Remendar el tiempo
con el hilo invisible
hacia el  milagro
      el tiempo  inagotable
y esperar en la máquina de los dìas
la contraseña de la vida...

II
Sosténgase.
tiene un minuto para sentir felicidad
o caerse...
Yo, debo irme.
por todas las lastimaduras
de este río,
por el agua solitaria, esperando el final
sumergida en sus ojos de arena,
o me llene de besos la locura.


III

Ese silencio enterrado,
ese día callado en los huesos,
esa espera ardiente en el trópico
de la noche.
Tejiendo desde el amanecer
mientras
el hambre por sus manos
regresa y me contrae  hacia todos
los sentidos.

IV

Usted
que se abre a la nostalgia
(de tanto en tanto)
y se entrega furibundo
a la embriaguez de la luna,
no me siga.
Quédese mientras
sorbe de a gotas miserables
las dádivas del placer.
Quédese
para bien del sueño
para el  mal verdadero.

V

Voy sin luz
por cada rincón de mi cuerpo
ojos  salados e insomnes
ojos de mentira.
 brazos sin árbol
dientes apretados
el viento en contra.
Voy
por tu memoria y exiguos juramentos
que perdieron vigencia
cuando perdí esa esperanza.
Ahora debo irme.
¡Que me salven los versos
del poeta
o me fusilen!

Sandra López Paz (del libro "Nombrar los nombres")






Alianzas

Buscando poemas luminosos Crea un pacto con la tierra,        ella va adelante. Toma su rubor de hortensias       y limpia la frente. Dale u...