martes, agosto 20, 2013

Intemporal

Compartiendo con ustedes, mi vida


Viento
          hacia mí,
incrustado en  palabras
                y tu ausencia que lastima.
El jamás
de todos los vacíos.

Compréndeme
-es necesario-
           y déjame ir
por el  rito inaugural
           de los días.

Meridiano sin ti
              helada lágrima
en marea y tristeza
a punto de congelar
los recuerdos.

Quédate
en ese solsticio
donde los azules
se descomponen en penas
y canciones.     

Y mis vestidos
ríen
bajo el rocío...

Y mis poemas
salen
de pulmones
y vegijas  insaciables
a contrapunto
de tus besos.

El tiempofue  nuestro
               más allá de las alianzas
y fueron verdad
los humos dulces del otoño
       y la lluvia
           y el vino
y los suspiros de magnolias
               entre el plumaje dorado
           que nos cubre
de eternidad.

Eso fue de nosotros.
Un canto derramante
impuro
y bello.

Amor traído
de todos
los infiernos.

Sandra López Paz (del libro "La voz del ausente")

Consejos a la noche

Compartiendo con ustedes, mi vida
 

Has de dormir también.
Como el palosanto
sobre la ribera.
Deja ya de vivir.
Avanza hacia el alma            toca esa esponja
            a punto piedra.
Lastimada
en su amor más dulce
abandonada.

Noche mía
palabra abismal
que te retiras
hacia otro cuerpo.

Enamorada mía,
presagio helado.

No estoy vestida aún.
No hagas planes
sobre mi piel
           puede revedercer
por el aroma
de los  besos
que te invocan.

Traéme el sueño
sin nieblas
ni alturas
ni espinales dolores
ni sangre
           ni toques de queda
de ningún tipo.

Pero duerme también.
Que hay otras noches
por el infinito.

Expúreos silencios
manos interiores
que me regocijan
bajo el nivel
del mar.

Hebras de estrellas
encajes y silencios
de rosamiel.

No  dejes  en mí
tu mansedumbre
              por si acaso
que estoy desnuda
e indulgente.

Sandra López Paz (del libro: La Voz del ausente)

Vaticinio

Compartiendo con ustedes, mi vida
 

Dile que su nombre
está escrito
en cuentos de magia
y de poesía.

Que encuentre el milagro
cegado entre nosotrosgastado por el tiempo
 civilizado.

Que celebre
la pausa eterna del amor.

Que talle las ausencias
en las paredes lívidas
y se arroje
a la creación
del carmesí y el chocolate,
cuando viene
               iluminado
a nuestra casa.

Necesitamos praderas
de niñez absoluta.
Cielos rosados
y perennes.

Que escriba por el sol                      tu niño de pan.


Que nos regrese
al fruto dorado
del asombro.

            
Sandra López Paz ( del libro El tiempo del  pan)

Sortilegio

Compartiendo con ustedes, mi vida
 

Regreso
al poniente,
con la urdimbre
de miedos
y veo
- soledad-
que estás
conmigo.

Ordeno la nada
-gentilmente-
 y prendo la luz
de la nostalgia.

Los retratosdespuntan,
en el humo añil
de los sahumerios,
su soliloquio
impreciso.

Como del mar,
la espuma de las fotos
avanza y me repliega
a ese  sórdido
rincón de pena.

Heraldos
de algún tiempo,
cada recuerdo
naufraga
en botellas perdidas.

Fragmentos del amor
que han viajado
a destino.

Contemplar tu nombre
en el tiempo vacío,
caminando desnuda,
inexplorada.

Llamarte a mi beso
ahora,
que no estás
en el olvido.



Sandra López Paz (del libro "La voz del ausente")

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