martes, mayo 06, 2014

LACRIMOSA

Compartiendo con ustedes, mi vida




Oh, el más vital de los encantamientos
el ruido de la muerte
el cielo de las raíces
dedico, sobre sus ojos
y su voz
la ciénaga.

Dedico mis horas
de escalofríos
aquellos silencios
sobre mi nombre.

Dedico la cama
infesta de resabios
de besos.
A las marcas
en las colillas rancias
y los vasos amontonados
bajo la ducha.

Dedico este sinfín
al pesado calzado
que me lleva
al sillón del oprobio
              a la orquídea moribunda
              en los nudos deformes
               de mis manos.
Lloro
por aquellos ocasos
sin tu presencia,
lloro la voz abandonada
y mi valentía
de antaño.

De qué sirvieron
mis ofrendas
y la lujuria
que juntaron
las monedas doradas
en tus ojos.

Lloro
la incomprensible
redondez del dolor
en la exégesis
del día.

Sandra López Paz (del libro "Exploración del amor")

1 comentario:

Jorge Curinao dijo...

Cada noche, las mismas tristezas, pueden ser de otros.

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